Hapag-Lloyd AG (HLAG) está desarrollando uno de los programas de modernización de flota más ambiciosos del sector marítimo, con más de 100 buques —propios y fletados a largo plazo— sometidos a modificaciones que apuntan a mejorar su eficiencia energética, aumentar su capacidad de carga y reducir significativamente sus emisiones de carbono. Para lograrlo, ha confiado en la experiencia de DNV, que acompaña el proyecto desde el diseño de las medidas hasta su implementación.
Este plan, alineado con la Estrategia 2030 de Hapag-Lloyd, busca consolidar a la línea naviera como “la número uno indiscutida en calidad” en el transporte de contenedores, además de cumplir sus metas de sostenibilidad: reducir en un tercio las emisiones de carbono hacia 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2045.
“Siempre hemos tenido experiencias positivas trabajando con DNV”, destacó Martin Grieger, director de Fleet Upgrade en Hapag-Lloyd. “Al ser armadores y operadores, contamos con un equipo interno dedicado que nos permite orquestar un proyecto de esta magnitud”.
Una hoja de ruta técnica detallada
El equipo del Container Excellence Center (CEC) de DNV en Hamburgo inició en 2021 un estudio exhaustivo sobre el potencial de optimización de 78 buques de once series diferentes. Los resultados se consolidaron en una matriz que analiza el impacto de cuatro medidas clave:
- Optimización hidrodinámica mediante modificación de bulbos de proa (imagen abajo).
- Sustitución de hélices para adaptarse a velocidades operativas más bajas.
- Elevación de puentes de trinca y superestructuras para aumentar capacidad de contenedores.
- Incremento del calado para mejorar el aprovechamiento de carga.
Cada medida fue evaluada con indicadores de retorno de inversión. “Todas estas medidas tienen plazos de recuperación cortos y son altamente interdependientes”, explicó Jan-Olaf Probst, vicepresidente ejecutivo de Desarrollo de Negocios en DNV. “Por ejemplo, cambiar una hélice puede requerir un nuevo bulbo de proa para optimizar el flujo hidrodinámico, y elevar los puentes de trinca puede implicar reforzar tapas de escotilla o modificar el puente de mando”.
Un ejemplo ilustrativo fue la modificación de siete buques de la clase T, que permitieron obtener 900 slots adicionales tras incrementar calado, elevar puentes de trinca y reubicar su superestructura. “Fue un caso de negocio muy convincente”, comentó Grieger.
Ejecución por fases y decisiones estratégicas
Hapag-Lloyd avanza en la primera etapa del programa, que comprende hasta 150 medidas individuales, incluidas más de 100 hélices nuevas y 50 cambios de bulbo de proa. Las intervenciones se planifican aprovechando los ciclos de varada programada, aunque, en casos estratégicos, la línea naviera ha decidido enviar buques a dique exclusivamente para ejecutar mejoras.
La matriz desarrollada por DNV sigue siendo la brújula del proyecto. “Esta herramienta nos dice directamente qué ahorro esperar por buque por cada medida adoptada: pulgar arriba para más del 10%, horizontal para entre 3% y 5%, y hacia abajo para menos del 3%”, explicó Grieger. La lista se revisa periódicamente para priorizar inversiones y ajustarlas según patrones operativos futuros.
Innovación tecnológica y ágil colaboración
El trabajo conjunto con DNV también ha incluido simulaciones 3D avanzadas para calcular efectos estructurales y determinar formas óptimas de bulbos de proa mediante análisis hidrodinámicos. “La modificación del bulbo de proa es una de las formas más efectivas de ahorrar combustible y reducir emisiones”, apuntó Olaf Doerk, jefe del Advisory Center de Hamburgo.
Probst resaltó la importancia de la colaboración: “Combinar nuestro conocimiento técnico y herramientas avanzadas con la experiencia operativa y comercial del cliente es esencial para encontrar la mejor solución para cada buque”.
La capacidad de respuesta ha sido un factor crítico. Grieger recordó el caso de los buques de la clase Dortmund Express, donde las mejoras debían realizarse en solo tres meses: “Desde confirmar el caso de negocio, fabricar los bulbos, varar los buques e instalarlos, DNV respondió de inmediato y la colaboración fue ejemplar. Cumplimos el plazo sin sorpresas”.
Próximos pasos: energía renovable y combustibles alternativos
El programa avanza hacia nuevas tecnologías, incluyendo bombas de velocidad variable para reducir consumo eléctrico y un proyecto piloto de conversión a metanol de cinco buques en colaboración con Seaspan. Hapag-Lloyd también trabaja para asegurar el suministro de biometanol como combustible.
“Perseguimos estos objetivos con pasión”, concluyó Grieger. “Porque paso a paso estamos reduciendo nuestra huella de carbono mientras hacemos que el transporte de bines sea más eficiente y sostenible. Es un objetivo que vale la pena”.