México ha aplicado aumentos arancelarios, que imponen entre un 5 y un 50% de costos adicionales de importación para 544 productos. Las tasas más altas sólo se aplican a países con los que no cuenta con acuerdos de libre comercio, incluyendo China, su segundo socio comercial y una fuente creciente de importaciones en los últimos dos años. De acuerdo con los analistas, esto podría ser un mal augurio para los exportadores chinos, mientras el país latinoamericano busca equilibrar sus intereses económicos con las presiones de Estados Unidos, reporta SCMP.
“[Los aranceles son] para brindar certidumbre y condiciones justas de mercado a los sectores industriales nacionales que enfrentan vulnerabilidad derivada de prácticas que alteraron y afectaron el comercio internacional”, lee una declaración del gobierno mexicano del 20 de abril. Los productos afectados incluyen acero, aluminio, textiles, prendas de vestir, instrumentos musicales y muebles.
Cadenas de suministro alteradas
Los aranceles presentan un nuevo obstáculo para las empresas chinas en su búsqueda de nuevos destinos de exportación, ya que las cadenas de suministro tradicionales se han visto alteradas tras la escalada de las tensiones económicas con Estados Unidos.
México está siendo visto como un “trampolín” para que los productos chinos ingresen al mercado estadounidense desde el comienzo de la guerra comercial entre China y Estados Unidos en 2018. Además, el país latinoamericano también se ha convertido en un destino principal para la política de nearshoring estadounidense, destinada a reubicar las cadenas de suministro en países vecinos.
China aumenta envío de contenedores a México
El crecimiento anual del transporte de contenedores entre China y México aumentó un 34,8% en 2023 en comparación con un aumento del 3,5% en 2022, según Xeneta. Al mismo tiempo, México ha superado a China como el mayor socio comercial de Estados Unidos.
Si bien el gobierno mexicano dijo que los nuevos aranceles tenían como objetivo “equilibrar los cambios en el mercado para evitar distorsiones económicas” en sus industrias nacionales, los especialistas en geopolítica y comercio mencionan la presión de Washington como otro factor.
Deborah Elms, jefa de política comercial de la Fundación Hinrich, dijo que hay una creciente preocupación en Washington de que el crecimiento en México incluya «productos chinos que no se fabrican en México, sino que sólo eluden las normas y aranceles comerciales».
Agregó que Estados Unidos desconfía de “bienes indeseables” como el fentanilo y otras sustancias ilícitas que cruzan fronteras a medida que se establecen nuevas rutas comerciales. “Para ayudar a detener los crecientes flujos comerciales y –probablemente– demostrar determinación a Washington, México ha comenzado a aplicar aranceles”, dijo Elms.
El caso del acero
En marzo congresistas estadounidenses presentaron una propuesta para volver a imponer un arancel del 25% al acero mexicano en medio de preocupaciones de grupos comerciales estadounidenses sobre un aumento en las importaciones. Para Liu Xuedong, profesor de economía e ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México, la medida también es resultado de la presión de Washington.
La Secretaría de Economía de México anunció en marzo un derecho compensatorio provisional del 31% a los productores chinos de clavos de acero al concluir una investigación antidumping que comenzó en septiembre anterior.
En todo caso, Liu aseguró que las empresas chinas que ya se han mudado a México se verían mínimamente afectada, puesto que la mayoría de éstas, no están involucradas en el acero o el aluminio y de otro modo estarían exentas de aranceles.
Aranceles sobre otros productos
En agosto pasado, México aplicó aranceles a 392 productos, cubriendo casi el 90% de las exportaciones chinas. Aunque cuatro fueron eliminados de la lista en la ronda de aumentos de abril, se agregaron otros 156, y la mayoría aumentó sus porcentajes. El calzado y los inodoros, por ejemplo, ahora enfrentarán un arancel del 35% cuando se importen a México.
Estos derechos de importación no se aplicarán a bienes originarios de países con un acuerdo de libre comercio vigente –sobre todo Estados Unidos– y no afectarán la producción industrial en ciertos sectores como las autopartes.
