APEP o IPEF: ¿Dónde debería enfocar Estados Unidos sus Cadenas de Suministro?

-La administración de Biden centra esfuerzos en la región del Indo-Pacífico, pero expertos afirman que debería mirar hacia América Latina-

Durante y después de la pandemia, la política de «Covid-Cero» impulsada por China interrumpió las cadenas de suministro hacia los mercados europeos y estadounidenses, especialmente en el ámbito tecnológico. Como resultado, las regiones occidentales se vieron obligadas a buscar otros proveedores, a pesar de que fuera más costoso.

Esta tendencia se ha mantenido y aumentado debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, lo que ha deteriorado la imagen de China como «fábrica del mundo». Incluso las propias empresas chinas se están trasladando a otros países de Asia para retener a sus clientes occidentales, quienes ya no desean depender únicamente de Pekín debido a la creciente desconfianza.

En este contexto, como respuesta a la necesidad de independizarse económicamente de China, Estados Unidos lanzó en mayo de 2022 el Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF), una iniciativa que reúne a 14 países de la región y representa el 40% del PIB mundial.

Dos semanas después, durante la IX Cumbre de las Américas en 2022, se anunció otra iniciativa promovida por Washington: la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP), el complemento latinoamericano del IPEF.

A pesar de que ambos acuerdos se hicieron públicos prácticamente juntos, la administración Biden ha demostrado un claro enfoque y entusiasmo por Asia. Durante los últimos doce meses, el gobierno estadounidense ha impulsado cuatro rondas de negociaciones formales y numerosas reuniones de alto nivel para promover el IPEF. En contraste, no fue hasta enero de 2023 que se lanzó oficialmente la iniciativa de la APEP, anunciando a sus 11 países miembros.

Para Rafael Pastor, decano de la Universidad de derecho y experto en comercio internacional, esto se explica porque para Estados Unidos “la economía indo pacífica es más atractiva que latinoamérica por su tamaño, como por sus ventajas competitivas en la provisión de insumos en las cadenas globales de suministro, esto especialmente a nivel tecnológico”. 

APEP un acuerdo más conveniente

Sin embargo, existen críticas hacia esta estrategia del gobierno estadounidense. Shannon K. O’Neil,vicepresidenta del Nelson y David Rockefeller para Estudios de América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), asegura en su columna de opinión publicada en Bloomberg, que si Estados Unidos quiere cambiar el comercio y garantizar las cadenas de suministro, debe enfocar sus esfuerzos en fortalecer su relación con los países de la región latinoamericana.

En primer lugar, argumenta que a diferencia de los miembros del IPEF, Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio con 10 de los 11 miembros de la Alianza, lo que facilita llegar a acuerdos normativos en temas de aranceles y otras barreras que ambos acuerdos aún deben trabajar.

«Estados Unidos tiene una ventaja en términos de normas básicas más sólidas con Latinoamérica, un historial más largo de inversiones y un comercio más equilibrado y de mayor valor añadido«, escribió en el medio estadounidense.

Por otro lado, en la actualidad, la administración Biden cuenta con el respaldo y entusiasmo de la región suramericana. En enero, líderes políticos de todos los espectros se unieron a este acuerdo, pero esta voluntad de cooperar podría no durar mucho tiempo.

Es por esto que O’Neil asegura que Washington debe «cerrar el trato antes de que la voluntad actual de los líderes latinoamericanos se desvanezca, ya sea debido a las elecciones que traigan nuevas caras o debido a la falta de enfoque y priorización de Washington que frustre a aquellos que se quedan”.

Potencial tecnológico en América Latina

Según explica el abogado Esteban Elías, experto en comercio internacional y venture capitals, desde antes de la pandemia, América Latina se ha estado convirtiendo en un importante proveedor de tecnología tanto para Estados Unidos como para Europa.

Entre los motivos destaca la alta capacidad técnica de los profesionales a costos más reducidos que los competidores asiáticos, así como las ventajas culturales, incluido el huso horario, que facilitan la comunicación diaria.

«Además, varios países de la región, incluido Chile, se han convertido en laboratorios para probar tecnología debido a que son mercados más pequeños y, por lo tanto, más económicos para experimentar. Esta tendencia comenzó hace unos cuatro años y hoy en día es claramente un mercado muy reconocido«, afirma.

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