Oportunidades y desafíos del hidrógeno como combustible para el transporte marítimo

El hidrógeno está emergiendo como un componente clave en la transición global hacia una economía baja en carbono. Si bien este elemento ha sido fundamental en los sectores de energía y químicos durante mucho tiempo, su versión limpia promete ser un cambio de juego en la descarbonización de procesos industriales intensivos en energía y en la movilidad. En el sector del transporte marítimo, donde la electrificación completa es problemática debido a la capacidad limitada de las baterías, el hidrógeno y sus derivados, como el amoníaco, se perfilan como soluciones viables para reducir las emisiones de carbono.

MundoMarítimo accedió al informe anual de McKinsey & Company, «Logistics in Transition», que llevó a cabo el destacado experto en logística, transporte y descarbonización, Alan McKinnon. En su capítulo “Harnessing Clean Hydrogen Mobility:  Opportunities and Challenges”, explora los desafíos y oportunidades actuales de este elemento químico en distintas industrias. Para el transporte marítimo, se prevé que el hidrógeno y sus derivados marcarán una revolución hacia un futuro más limpio y sostenible.

La promesa del hidrógeno

El transporte es la segunda mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono (CO2) a nivel mundial, y el sector marítimo representa aproximadamente el 11% de estas emisiones relacionadas con el transporte. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), en 2022, las emisiones globales de CO2 provenientes del transporte aumentaron casi un 3%, alcanzando 8 gigatoneladas (Gt). En este contexto, el hidrógeno podría desempeñar un papel crucial para alcanzar las metas de descarbonización del sector marítimo, que se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 40% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.

Producción y aplicaciones

El hidrógeno es el elemento más abundante en el sistema solar, pero en la Tierra debe ser producido a partir de moléculas que lo contienen mediante procesos específicos como la electrólisis del agua. Actualmente, la producción global de hidrógeno es de más de 75 millones de toneladas anuales, provenientes casi en su totalidad del gas natural y el carbón, procesos que sin captura de carbono simplemente relocalizan las emisiones. Por lo tanto, para aprovechar plenamente los beneficios ambientales del hidrógeno, debe ser producido a partir de electricidad de cero emisiones a través de la electrólisis del agua.

Hoy en día, el hidrógeno se utiliza principalmente en la refinación de petróleo y la producción de fertilizantes, pero se prevé que su demanda aumente considerablemente en las próximas décadas, capturando hasta un 14% de los mercados energéticos globales para 2050. La competitividad de los costos de producción y el despliegue de infraestructuras habilitadoras a escala serán determinantes para su adopción.

Desafíos y soluciones en el transporte marítimo

A pesar de ser una forma eficiente de transporte de carga, el sector marítimo enfrenta retos significativos para su descarbonización. La electrificación completa no es viable para operaciones de larga distancia debido a la gran cantidad de baterías necesarias, que ocuparían un volumen considerable de carga. En este contexto, los combustibles bajos en carbono con alta densidad energética, como el hidrógeno y el amoníaco, son esenciales. El amoníaco, una molécula basada en hidrógeno, se presenta como una solución viable debido a su alta densidad energética y facilidad de almacenamiento en comparación con el hidrógeno puro.

«El amoníaco puede ser convertido de nuevo a hidrógeno directamente a bordo, permitiendo a los operadores cargar y almacenar amoníaco pero usarlo en última instancia en una celda de combustible de hidrógeno,» señala el informe de McKinsey.

Sin embargo, los costos asociados con los combustibles basados en hidrógeno son actualmente más altos que los de los combustibles convencionales. A pesar de esto, la tendencia de pedidos de nuevos buques muestra una inclinación hacia los combustibles alternativos: en 2022, el 11% de los pedidos de nueva capacidad fueron para buques preparados para combustionar amoníaco y algunos para hidrógeno.

Perspectivas futuras y necesidades de infraestructura

Para que el hidrógeno y el amoníaco se conviertan en opciones viables para el transporte marítimo, es fundamental el desarrollo de redes globales de suministro que aseguren la posibilidad de repostar en cualquier puerto. Además, los responsables de políticas deben apoyar la innovación, el despliegue de infraestructuras habilitadoras y la definición de normas y regulaciones de seguridad adecuadas.

A la fecha, más de 160 compañías se han unido a la Coalición Getting to Zero, que tiene como objetivo lograr un transporte marítimo comercialmente viable y cero emisiones para 2030 y una descarbonización total para 2050.

Aunque el hidrógeno enfrenta barreras significativas, principalmente relacionadas con el almacenamiento, la infraestructura y los costos, su potencial como portador de energía sostenible para la movilidad es indiscutible. Con el apoyo adecuado en políticas, innovación tecnológica e inversiones comprometidas, el hidrógeno podría revolucionar el transporte marítimo y contribuir significativamente a un futuro más limpio y sostenible.

Archivo Original

Compartir:

Entradas recientes

Archivos
Categorías

Deja un comentario

Abrir chat
¿Necesitas ayuda?
Hola
¿En qué podemos ayudarte?